En ocasiones durante la fase de maquetación de nuestros documentos en Microsoft Word utilizamos algún tipo de letra poco común, que luego al abrir el mismo archivo en otro equipo en el que ese tipo de letra tan bonito pero tan raro que hemos usado no se encuentra instalado, Word sustituye la fuente por otra disponible en ese equipo. Este hecho puede dar al traste con el estilo, el aspecto y el tiempo que nos llevo diseñar el documento.
Para evitar estas situaciones y hacer que el documento se vea exactamente igual en cualquier equipo, independientemente de si se tienen instaladas las fuentes adecuadas, deberemos incrustar las fuentes utilizadas en el propio documento Word. Hacerlo es muy sencillo:
- Lo primero que debemos hacer es dirigirnos al menú «Archivo» y continuación hacer clic sobre «Opciones de Word«.
- En la ventana de «Opciones de Word» seleccionaremos el apartado «Guardar» y activaremos la casilla «Incrustar fuentes en el archivo«.
Tendremos la opción de elegir entre incrustar las fuente completas o reducir en la medida de lo posible el tamaño del documento si marcamos la casilla «Incrustar sólo los caracteres utilizados en el documento» y «No incrustar fuentes del sistema comunes«. La primera opción es muy recomendable sobre todo si es un texto en el que no se hagan uso intensivo de carateres especiales mientras que la segunda la marcaremos cuando utilizaremos distintos tipos de fuentes y algunos sean bastante comunes (Times New Roman, Arial, Calibri…), éstos no se incrustarán en el archivo.
Por último haremos clic en Aceptar para guardar los cambios y que Microsoft Word guarde junto con el documento las fuentes que este utiliza. De este modo nos aseguraremos que el documento mantendrá los tipos de fuentes usados originalmente, independientemente del equipo donde visualicemos el documento.
Y vosotros, ¿utilizáis tipos de fuentes poco comunes? ¿hacéis uso de esta característica?
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