Pensamientos de control de gestión (I)

Para analizar la evolución de cualquier empresa no basta no fijarnos en la tendencia del resultado contable en la cuenta de pérdidas y ganancias. Lo fundamental es medir la capacidad de la empresa para generar valor. Un buen indicador de ello podría ser el ROI ([beneficio antes de intereses e impuestos] / Activo total), pues mide la rentabilidad que es capaz de generar nuestro activo.

Además de lo especificado en nuestra normativa contable, a efectos de análisis financiero conviene distinguir qué parter de los activos del balance en los que la empresa ha invertido sus fondos está siendo financiada con recursos con coste y qué parte esta siendo financiada por recursos que no tienen coste. Los recursos sin coste son lo que, en la literatura se denomina pasivo corriente operativo o financiación espontánea.

Dentro de estos recursos financieros con coste encontraríamos principalmente la deuda bancaria y con entidades financieras, obligaciones y bonos emitidos por la empresa y también el patrimonio neto. Aunque el coste de los recursos propios no tiene manifestación contable en la cuenta de pérdidas y ganancias, el coste de los capitales propios supone un coste de oportunidad para el accionista, ya que éste intentará, al menos, obtener una rentabilidad superior a la de la mejor alternativa para invertir dichos fondos, por ello aunque «meter» pasta en el negocio propio sea lo menos arriesgado para financiarse, también debería ser (que no siempre) lo menos rentable.

Costes de nuestro pasivo y patrimonio neto

Además supondremos las siguiente cantidades de cada una de las partidas de pasivo y patriminio neto:

  • Patrimonio neto 300 um.
  • Deuda con entidades financieras a largo plazo: 200 um.
  • Deuda con entidades financieras a corto plazo: 100 um.
  • Proveedores y acreedores: 400 um.

Por tanto teniendo en cuenta los porcentajes de coste y las cantidades de nuestro pasivo y patrimonio neto, el coste de la empresa es el siguiente:

[300 x 12% + 200 x 8% + 100 x 6%+ 400 x 0%]/(300+200+100+400) = 5,80%

Este tipo de interés es el que deberemos utilizar para calcular nuestro valor actual neto de cualquier inversión que nos planteemos, este interés también se conoce como coste medio ponderado del capital (WACC).

Por tanto, si conseguimos minimizar las fuentes de financiación con coste supliendolas por otras que no llevan incorporado un coste implicito. podremos mejorar el coste de financiar nuestro negocio.

Si conseguimos que nuestro ROI sea superior a nuestro coste medio ponderado del capital, iremos por el buen camino y nuestro negocio prosperará. Mejorar nuestro ROI lo podemos conseguir aumentando nuestro BAII (obvio!) o bajar nuestro activo total (siempre que no suponga vender menos). Esto último resulta interesante pues podemos mejorar sustancialmente la estructura de nuestro balance si mejorasemos los plazos de cobro o la rotación de existencias, ganando en competitividad siendo más eficientes y sin tocar la estructura básica de nuestro negocio, y es precisamente los plazos en donde muchos analistas no ven si se ajustan al objetivo marcado o a los parametros que siguen nuestros principales competidores.

 

 


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